domingo, 12 de abril de 2020

La Resurrección, una invitación a ser profetas del reino de paz y amor que Jesús anunció


La resurrección de Jesús nos da luz para plantar semillas de fe y esperanza sobre auténticos modos de convivencias en justicia y normas de buen vivir.  En estas horas negras de COVID-19,
horas de un abismo egoísta que nos sacude para hacernos entender que somos peregrinos de un mundo en transición en el que la falta de amor nos vuelve extranjeros de un mundo sin sentido de humanidad, de gente sin corazón que levanta violencia, que destruye la fraternidad, la solidaridad y la paz.
La Resurrección del Galileo crucificado, el hijo de María, del carpintero; nos invita a ser la esperanza, a ser testimonios de Dios en un mundo que no sabe amar y un mundo que ha hecho del salvaje mercado consumista, su Dios y único fin.
A propósito del Cristo Resucitado, quiero refrescar dos mensajes e invito a candidatos que en plena Semana Santa y del despiadado COVID-19, se pelean por dar y mostrarse buenos y justos; a que no hagan tanto esfuerzo porque su mano derecha sepa lo que hace la izquierda. Vanidad, esta, que convierte su obra no en acto de misericordia, no en un acto amor cristiano, sino, en una factura electoral al portador. ¿detrás de cada donación u operativo, qué es lo que hay, bondad o fariseísmo con la desgracia ajena?
Prometí traer a mis comentarios dos pasajes bíblicos que en estas celebraciones litúrgicas de cuaresma son los temas centrales en las reflexiones del mundo católico: por el mensaje y el signo en cómo se revela el amor de Dios en cada uno de ellos. El primero del Evangelio de Lucas capítulo 21, versículo del 1 al 4, conocido como Óbolo de la viuda; y el segundo, la Parábola del Buen Samaritano en el mismo evangelio: Lucas 10:29-37
Veamos el primer mensaje:
1 Alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo;
2 vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas,
3 y dijo: «En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos,
4 porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Segundo Mensaje: (: Lucas 10:29-37)
29 Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:
—¿Y quién es mi prójimo?
30 Jesús respondió:
—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.
31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo.
32 Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo.
33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él.
34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.
35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”.
36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones
37 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley
—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.
Hay que confesar con pena y vergüenza la pobreza humana, la falta de inteligencia y de sentido de humanidad del liderazgo político de los candidatos dominicanos. En que todos están a una, de no dejarse sacar ventajas el uno del el otro. Todo ello, al costo de tomar decisiones inmaduras carentes del buen juicio con probables consecuencias de pérdidas de vidas humanas, como la recién tomada en la Cámara de Diputados el pasado jueves, ante la petición de extender el período de cuarentena COVID-19, solicitado por el Poder Ejecutivo.
La unidad, la unicidad y la disciplina del pueblo chino le permitió sortear con inteligencia y certeza de convencimiento el camino hacia el éxito en la lucha contra la pandemia. El Estado chino y el pueblo chino sin fisuras ni cuestionamientos marcharon en una sola dirección: destruir la amenaza del COVID-19. Hoy, cuando occidente apenas siente los aguijones del virus de forma devastadora; China celebra haberlo derrotado y enciende la luz en Wuhan de la esperanza y la vida: libre de amenazas y de cuarentena.
Me sobran las críticas a este gobierno del presidente Danilo Medina y su mal proceder. Es cierto que desde el gobierno manejaron con sentido político y falta de responsabilidad moral la presencia del COVID-19, subestimaron su capacidad devastadora y casi que imbatible y; con mentiras, ocultaron la verdad de su presencia y expansión. Hoy, vamos camino a un Armagedón COVID-19 y sólo con la unidad de todos, la fuerza del Amor de Dios, el compromiso de solidaridad y fraternidad para con el otro, nos hará salir victoriosos.
A este gobierno y al que pronto ha de venir (4 meses), hay que permitirles   acceso a todos los medios, al espacio legal, legítimo y constitucional para maniobrar y   combatir el COVID-19. Sólo el amor por este país y la unidad nos libra de esta pandemia.
Que vivan los nuevos tiempos, viva la nueva tierra que anunció Jesús de Nazaret, viva la Esperanza y la nueva Iglesia que nos regala la RESURRECCIÓN DEL HIJO DE DIOS.
La vida, don sagrado, no puede ser en una Sociedad Humana y Cristiana un medio para alcanzar un fin político o perpetuarse en el poder. Primero la Vida, después cualquier otro hecho político, social o económico. Quédate en Casa. ¡¡¡Cuida Tu vida, la de los Tuyos y Cuida la Mía!!!
Dios proteja este país.

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